Tutorial zapatillas galaxia.

Los que me conocen saben que soy horrible en todo lo que requiera tener cierta coordinación física. No sé bailar, fallé en todos los deportes que alguna vez intenté practicar, no puedo dibujar, tejer ni tocar instrumentos. Ni siquiera puedo cortar una tarjeta de forma prolija sin la ayuda de una regla (y a veces ni siquiera con ella). Esta gente, que sabe de mi torpeza abismal, se retirará inmediatamente. 

Ahora que nos quedamos solos, les voy a contar porqué estoy acá mandándome la parte, escribiendo instrucciones sobre cómo pintar algo como si tuviera la más mínima destreza en estas cosas. Resulta que hacer esto es una pavada grande como una casa.

Lo primero que necesitan es par de zapatillas, preferentemente unas que ya estén viejas o que no usen tanto (por si las dudas). En mi caso usé unas marca Roller, una berretada absoluta que me salió extremadamente barata y que usé casi todos los días durante un año hasta que, como era de esperarse, se le empezó a salir el pegamento chino que tenía y se rompió. Con la ayuda de un adhesivo especial para calzados (shhh, es Éccole) las arreglé, pero igual estaban súper mochas. Ya casi me había resignado a usarlas como quien usa una remera con agujeros para andar por casa, cuando me topé con este tutorial, que de manera muy sencilla explicaba cómo pintar tus zapatillas tipo galaxia. Debo decir que me encanta todo lo que lleve ese estampado: calzas, vestidos, mochilas, carpetas. Soy extremadamente fan.

Yeahhh, bitch!

Llegué a la conclusión de que podía darle una chance más a las zapas y encaré para la librería artística más cercana, donde compré cuatro acrílicos: azul oscuro, lila, rosa y blanco (pueden usar otros, depende del modelo que quieran hacer: verde, rojo, turquesa, etc).

Considero que el resultado final fue bastante decente así que decidí compartirlo acá. Antes que nada, sáquenle los cordones a las zapatillas y peguen cinta de papel en las partes que no quieren pintar, es decir, la puntera y los bordes plásticos. Asegúrense de no dejar ningún punto descubierto.

Luego pongan un poco de acrílico en una esponja (una cualquiera, de esas amarillas que se usan para lavar los platos sirve). Yo empecé con el azul y después fui agregando el resto. Debo decir que durante el proceso no se veían muy bien.

 La idea es que los colores se vayan difuminando, por lo cual no tienen que ser especialmente prolijos con esto. Precisamente es por eso que elegí esta técnica, porque si hubiera involucrado simetría y paciencia no lo hubiera hecho.

Seguramente precisen hacer esto varias veces para cubrir bien la superficie. Si se equivocan o creen que quedó mal, no pasa nada: pueden cubrirlo luego. Eso sí, cada tanto dejen que las zapatillas se sequen antes de agregar una nueva capa, porque sino corren el riego de que los colores se mezclen demasiado y terminen siendo los dueños de unas hermosas zapatillas color pantano cloacal.

En mi caso, pinté también sobre el logo de la marca porque A) no me interesa y B) como dije antes, no son de la mejor calidad y no creo que alguien presumiera jamás de unas Roller en su vida.

Cuando ya estén satisfechos con el color base, agarren un cepillo de dientes (¡uno fuera de circulación, por favor!) y póngale un poquito de acrílico blanco encima. Una vez que las cerdas estén bien impregnadas de pintura, pásenles el dedo pulgar por arriba y salpiquen la tela. Así queda llena de puntitos que simulan las estrellitas de la galaxia...ponele.

Nota mental I: comprar cordones nuevos, estos dan pena.

Y ¡voilá! Esas zapatillas roñosas que ya estaban para tirar se convierten en unas zapatillas de hippie artístico y pobre que aguantarán un largo tiempo más antes de darse por vencidas y entrar en combustión espontánea.

Teniendo en cuenta que mi resultado final está bien pero no es EL mejor, pueden encontrar tutoriales en video de gente prolija y cuidadosa haciendo lo mismo que yo pero más bonito acá, acá, y acá (éste último es fantástico, brillan en la oscuridad).

Nota mental II: no manchar la parte de adentro por pintar a lo bestia.